- CHICAS GRAN ENSAYO. ¡OS QUIERO EN 10 MINUTOS EN MI OFICINA!
- ¡¡¡¡¡MAAAAAAAAAX!!!!!
Sophie.
Sudadas, cansadas y nos exigen estar limpias en 10 minutos. Genial. Mi trabajo apesta. Bueno no, mi representante y toda su compañía apesta. Encima no teníamos tiempo ni para comer ni dormir. Desde luego esto no eran condiciones para vivir. No entendía cómo podíamos tener fans, seguro lucíamos horrible y cansadísimas en los conciertos.
- Chicas, paso de ducharme, desodorante y listo.
- Tía - me dijo Anne - será que tú no tienes que ir a ningún lado después.
- Oye oye oye, ¿y tú a dónde vas?
- Nadie ha dicho que yo vaya a algún lado.
- No... - la fulminé con una mirada que decía 'sí, seguro'. Tampoco iba a entrometerme, eran sus asuntos y siempre acababa contándome las cosas.
A los 10 minutos fuimos para allá. Había varias personas esperando en el despacho en el cual nos íbamos a reunir. Siempre temía este tipo de asuntos, o iban a obligarnos a hacer algo o era una advertencia de algo que habíamos hecho mal.
Todo se estaba convirtiendo en un charla eterna que de momento no parecía tener fin ni sentido. ¿Por qué estábamos hablando de nutrición? ¿Qué mierdas quería ahora el tío este? La conversación, o mejor dicho monólogo, que estaba teniendo Max me iba a llevar al aburrimiento extremo.
Anne.
- ¡No lo puedo creer! De un día para otro me voy a morir, en serio.
- Pero, ¿qué ocurre ahora? ¿Se puede saber por qué sales echando humos?
Harry había ido a buscarme al terminar la reunión que tuvimos después de los ensayos. Ciertamente ya sabía que íbamos a ir a cenar, pero después del día tan agitado que había tenido se me olvidó completamente.
Llevábamos 10 minutos en el coche, de los cuales había pasado 9 quejándome y 1 poniéndome el cinturón y sentándome. Esto se nos estaba yendo de las manos demasiado y no podía permitir que quedara así.
- Anne, ¿me vas a responder?
- Ah, calla, estoy pensando. ¿Tú serias capaz de plantar cara a Max?
- ¿Estás loca?
Vale sí, estaba loca. Lo último que quería era que alguien muriera por este asunto, pero no podía permitir que las cosas se quedaran así. La idea de tener que alimentarnos mediante pastillas por falta de tiempo no eres para nada apetecible.
"He estado hablando con un nutricionista y me ha recomendado las mejores pastillas del mercado privado. Estas las suelen usar astronautas cuando están en los viajes espaciales. Con cada una de estas pastillas os podéis alimentar como si hubierais tomado 3 platos, contienen todos los nutrientes necesarios. Y con este método ahorraríamos en total 5 horas por día."
Estas habían sido las palabras literales que habían conseguido enfadarme y no poder disfrutar de mi última cena con Harry. Al terminar de recordarlo me di cuenta de que habíamos aparcado, me encontraba con un gran letrero que indicaba en él 'Italiano'.
- ¿Un italiano? ¿En serio Harry?
- Bueno, no se me ocurrió nada mejor. A todo el mundo le gusta la pasta. No hay mejor forma de acertar que esta.
- Cierto. Pasemos dentro, aquí hace fresco.
Holly.
Estaba con Louis en mi casa. Desde que terminamos los ensayos no me había dirigido la palabra. En verdad me lo merecía, no debí cargarle tanto esta mañana con el tema de que me había destrozado. Aunque sí me dolía, no era tan exagerado como para no poder andar ni ir a la compra.
- Louis...
No obtuve respuesta alguna. Siempre que lo llamaba respondía de la misma manera. Me miraba, ponía mala cara y seguidamente apartaba su mirada. A veces gruñía. Pero nunca me respondieron palabras. Por lo que no me dejó otra opción. Me levanté de mi sitio y fui hacia él. Poco a poco. Despacio. No quería que se fuera. Cuando estuve lo suficientemente cerca, con un movimiento rápido me tiré encima suyo atrapándolo para que no pudiera ir.
- Holly quítate de encima mío ya.
- El señor serio por fin ha dicho una palabra. Aleluya.
- No estoy para ningún chiste. Lo he pasado mal.
- ¿Tanto esfuerzo has hecho?
- No es el esfuerzo lo que me preocupa. Eres tú.
- ¿Yo?
- Tú. He estado preocupado todo el día pensando que te había hecho daño y realmente estabas mal. Me he sentido muy mal, ¿sabes?
Anne.
- ¿Te gusta?
- Mucho, la iluminación tenue y las velas dan un toque que me encanta.
- Te echaré de menos.
- ¿Acaso crees que yo no os echaré de menos a todos?
Harry empezó a acercarse hacia mi. Más y más, y en cada movimiento nos separaba menos distancia. En apenas unos tenía su aliento rozando mis labios, pero...
- ¿Anne? -alguien me sobresaltó haciendo que nos separáramos.
Liam.
La casa de Louis se veía tan vacía sin nadie. Llevaban allí toda la tarde encerrado pensado, quería a Abbie, siempre la quise. Y ahora me hallaba preparando mi maleta para irme al día siguiente y probablemente no verla nunca más en un tiempo. Odiaba esta situación. Era superior a mi, nunca sentí tanta impotencia.
Mi discusión mental era fruto de un nombre, unos hechos y un futuro, el cual aguardaba gris.
Mis manos se dirigieron al móvil y marcaban su número, pero mi mente me decía que no debía molestar, ella se iría de tour y yo seguiría en mi pequeña ciudad siendo la típica persona que era siempre y, en mi pequeño mundo cada vez que viera sus fotos en twitter. Lo peor serían las memorias, no hay nada peor que las mejores memorias de tu vida. Las cuáles en algún momento dejaron de ser realidad para volverse un producto del cerebro humano.
Por última vez marqué su número. Pero ya no fui capaz de soportar esta carga. Cayó al suelo, y caí yo con él, llorando y maldiciendo todo aquello que había pasado. Pude escuchar su voz pronunciar mi nombre al otro lado de la línea, pero no fui capaz de responder.